miércoles, 11 de septiembre de 2013

Quiero muchas cosas pero en realidad vienen de una sola idea y es la de no apegarme a las responsabilidades. Solo por un día, dónde llegar a tal hora no sea un deber, dónde elija un colectivo y me sienta libre mientras lo espero, mientras me siento y miro la ventanilla con los auriculares puestos, donde al cerrar los ojos no sienta más que la música y una paz que encubre en realidad un vacío provocado por el tener que hacer. Un vacío que no significa otra cosa más que angustia, que está, que pretendo que la extingo un poco cuando me voy a Starbucks a última hora con plata que en realidad no debería gastar.
Quiero un día así y no lo estoy teniendo, me estoy ahogando de a poco en la monotonía del día, siento que estoy siendo todo eso que odio. Y yo odio sentirme esa gente que para tomar necesita un vaso y para comer una hora específica, esa gente que tiene horarios programados, que una salida de a último momento no está permitida, esa gente que no se da un lugar para ellos mismos en el mundo porque piensan que ya está instalado, que es eso que los rodea y que en realidad son puras imposiciones ajenas a ellos, que llegaron en su tiempo y no supieron decirles que no.
Y, como si fuera poco, tengo esta sensación de no querer hacerlo sola, de invitarte a vos a tomar algo y que hablemos y hacerte reír, y que tengamos un tiempo juntas, porque esto se me está yendo de las manos. Y quiero verte para corroborar que no siento nada, aunque la última vez así no fue. Quiero verte para que mi cerebro piense un poco, reaccione que sos mi amiga y yo siempre dije que mis amigas son como hermanas de las cuales no puedo gustar. Pero vos...
Me encuentro sentada pensando qué decirte y no hay nada para decir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario